Evangelio del día: Viernes de la 5a semana de Pascua

Evangelio según San Juan 15,12-17.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
 
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
 

San Juan Casiano (c. 360-435)  fundador de la Abadía de Marsella

Conferencias, De la perfection, XII (SC 54. Conférences VIII-XVII, Cerf, 1958), trad. sc©evangelizo.org

El Señor nos llama a ascender hacia la caridad

Es una gloria servir a Dios, está escrito “Sirvan al Señor en el temor” (Sal 2,11); “Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo” (Mt 24,46). Sin embargo, dice a los discípulos “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre” (Jn 15,14-15). Lo ven entonces, la perfección comporta distintos grados. Desde una altura el Señor nos llama a ascender hacia una altura más elevada. El que se ha rendido bienaventurado y perfecto en el temor de Dios, caminará de virtud en virtud y de perfección en perfección. En la ardiente prontitud de su alma se elevará, del temor a la esperanza. Luego escuchará de nuevo el llamado divino que invita a un estado más santo todavía: la caridad. Si se muestra como “servidor fiel y prudente” (Mt 24,45), pasará a la intimidad de la amistad y la adopción filial. Es en este sentido que es necesario tomar mis palabras. No quiere decir que la consideración de futuras penas o de la bienaventurada retribución prometida a los santos no sea de ningún valor. Es útil porque introduce a los primeros grados de la bienaventuranza. Pero la caridad irradia de una confianza más plena y de una alegría sin fin.

  • Luciano Gonzalez

    Locutor- Productor- Editor

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