
Evangelio según San Mateo 8,18-22.
Entonces se aproximó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre».
Pero Jesús le respondió: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».
«Ven, sígueme»
Cuanto más te separes de las cosas de la tierra, más te acercarás a las del cielo y más encontrarás las riquezas de Dios. El que sabrá morir a todo, encontrará vida en todo. Apártate del mal, haz el bien, busca la paz (Sl 33,14). El que se queja o murmura no es nada perfecto, ni tan sólo buen cristiano. Es humilde el que se esconde en su propia nada y sabe abandonarse a Dios. Es pacífico el que sabe soportar al prójimo y soportarse a sí mismo. Si quieres ser perfecto, vende tu voluntad y dala a los pobres de espíritu, después vuélvete hacia Cristo para obtener de él la suavidad y la humildad, y síguele hasta el Calvario y el sepulcro.
San Juan de la Cruz (1542-1591) carmelita descalzo, doctor de la Iglesia