
Santas Basilisa y Anastasia
Las ilustres y venerables matronas romanas santas Basilisa y santa Anastasia, habían recibido la luz de la fe y la gracia de nuestro Señor Jesucristo por mano de los gloriosos príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo.
Quedaron tan devotas suyas, que ni aun después que ellos padecieron el martirio, quisieron dejar por temor humano de reverenciarles; antes, recogiendo con todo cuidado las venerables reliquias de aquellos santísimos Maestros de nuestra fe, les dieron secretamente honrada sepultura.
Más como por este oficio de piedad fuesen acusadas delante del impío y cruelísimo Nerón, este primer perseguidor y fiera sanguinaria, sin respeto de la virtud y nobleza de aquellas piadosas matronas, mandó que las prendiesen y las presentasen a su tribunal cargadas de cadenas.
Pretendió el bárbaro emperador apartarlas del nuevo instituto y vida cristiana que les habían enseñado los san tos apóstoles, mas ellas con gran fortaleza confesaron a Jesucristo, diciendo que era verdadero Dios, por el cual ellas estaban dispuestas a confesarle también, derramando la sangre y muriendo si fuese menester.
Entonces mandó el tirano que sacasen de su presencia a aquéllas damas tan principales y las encerrasen en la cárcel hasta el día siguiente, en el cual se les concedía nueva audiencia. Venida la hora de comparecer de nuevo al tribunal, mostráronse tan constantes e invencibles en la confesión de Cristo, que luego ordenó el ferocísimo emperador matar las bajo tormentos.
Azotárosles con bárbara inhumanidad, las colgaron en un potro, y abrasaron sus delicadas carnes con hachas encendidas; y viendo los verdugos que todo, esto sufrían ellas sin quejarse, y que no cesaban de invocar el nombre de Cristo Jesús, con gran furor les «sacaron las lenguas de la boca y se las cortaron. Cortáronles después los pechos y las atormentaron cruelísimamente hasta que se cansaron de hacer en aquellos santísimos cuerpos la más horrible y sangrienta carnicería, y como no pudiesen quebrantar un punto la constancia maravillosa de aquellas flacas mujeres y fortísimas mártires del Señor, las condenó el tirano a ser degolladas, y así confirmaron con su sangre y con su muerte la doctrina de Dios que habían recibido de los bienaventurados Príncipes y esclarecidos Maestros de la Iglesia romana.
La edición antigua del Martirologio Romano recordaba a Santas Basilisa y Anastasia el 15 de Abril, más luego de las últimas reformas en esta materia se unieron a todos los mártires de Roma en una sola celebración el 30 de junio.
Beato Lucien Botovasoa
Beato Lucien Botovasoa, nació en 1908 en Vohipeno, Madagascar, fue bautizado en 1922. Se convirtió en maestro en la escuela de su pueblo y catequista de la misión Vohipeno.
En 1930 se casó con Suzanne Soazana, quien le dio ocho hijos. En 1940 se reunió con la Tercera Orden Franciscana y fundó una Fraternidad en su misión: desde entonces comenzó a vivir de una manera sobria y feliz, con el espíritu franciscano más puro.
Durante los disturbios que involucraron a Madagascar hacia la independencia, se negó a ingresar a la política, pero los líderes locales lo atacaron por su cercanía con los misioneros franceses.
El 16 de abril de 1947 fue arrestado y reiteró que no quería apoyar a una parte que tenía actitudes anticlericales: durante la noche, después de un juicio sumario, fue decapitado.
Su cuerpo fue arrojado al río en cuyas orillas se había llevado a cabo su ejecución. Fue beatificado el 15 de abril de 2018 en Vohipeno, bajo el pontificado del Papa Francisco.