
San Lorenzo, arzobispo, nació en Irlanda hacia el año 1128, de la familia O’Toole que era dueña de uno de los más importantes castillos de esa época. Cuando el niño nació, su padre dispuso pedirle a un conde enemigo que quisiera ser padrino del recién nacido. El otro aceptó y desde entonces estos dos condes, se hicieron amigos y no luchó más el uno contra el otro. Cuando el niño tenía diez años, al jovencito le agradó inmensamente la vida del monasterio y le pidió a su padre que lo dejara quedarse a vivir allí, porque en vez de la vida de guerras y batallas, a él le agradaba la vida de lectura, oración y meditación.
Lorenzo llegó a ser un excelente monje en ese monasterio. Su comportamiento en la vida religiosa fue verdaderamente ejemplar. Dedicadísimo a los trabajos del campo y brillante en los estudios. Fervoroso en la oración y exacto en la obediencia. Fue ordenado sacerdote y al morir el superior del monasterio los monjes eligieron por unanimidad a Lorenzo como nuevo superior. Por aquellos tiempos hubo una tremenda escasez de alimentos en Irlanda por causa de las malas cosechas y las gentes hambrientas recorrían pueblos y veredas robando y saqueando cuanto encontraban.
El abad Lorenzo salió al encuentro de los revoltosos, con una cruz en alto y pidiendo que en vez de dedicarse a robar se dedicaran a pedir a Dios que les ayudara. Las gentes le hicieron caso y se calmaron y él, sacando todas las provisiones de su inmenso monasterio las repartió entre el pueblo hambriento. La caridad del santo hizo prodigios en aquella situación tan angustiada. En el año 1161 falleció el arzobispo de Dublín (capital de Irlanda) y clero y pueblo estuvieron de acuerdo en que el más digno para ese cargo era el abad Lorenzo. Tuvo que aceptar. Lo primero que hizo fue tratar de que los templos fueran lo más bellos y bien presentados posibles.
Luego se esforzó porque cada sacerdote se esmerara en cumplir lo mejor que le fuera posible sus deberes sacerdotales. Y enseguida se dedicó a repartir limosnas con gran generosidad. En el año 1170 los ejércitos de Inglaterra invadieron a Irlanda llenando el país de muertes, de crueldad y de desolación. Los invasores saquearon los templos católicos, los conventos y llenaron de horrores todo el país. El arzobispo Lorenzo hizo todo lo que pudo para tratar de detener tanta maldad y salvar la vida y los bienes de los perseguidos. Se presentó al propio jefe de los invasores a pedirle que devolviera los bienes a la Iglesia y que detuviera el pillaje y el saqueo.
El otro por única respuesta le dio una carcajada de desprecio. Pero pocos días después murió repentinamente. El sucesor tuvo temor y les hizo mucho más caso a las palabras y recomendaciones del santo. Estando en Londres de rodillas rezando en la tumba de Santo Tomás Becket (un obispo inglés que murió por defender la religión) un fanático le asestó terribilísima pedrada en la cabeza. Gravemente herido mandó traer un poco de agua. La bendijo e hizo que se la echaran en la herida de la cabeza, y apenas el agua llegó a la herida, cesó la hemorragia y obtuvo la curación.
El Papa Alejandro III nombró a Lorenzo como su delegado especial para toda Irlanda, y él, deseoso de conseguir la paz para su país se fue otra vez en busca del rey de Inglaterra a suplicarle que no tratara mal a sus paisanos. El rey no lo quiso atender y se fue para Normandía. Y hasta allá lo siguió el santo, para tratar de convencerlo, pero a causa del terribilísimo frío y del agotamiento producido por tantos trabajos, murió allí en Normandía en 1180 al llegar a un convento.
San Edesio, mártir
En la misma ciudad, san Edesio, mártir, hermano de san Apiano, que bajo el emperador Maximino reprochó abiertamente al juez el haber entregado a los leones a las vírgenes consagradas a Dios, y por esta causa fue detenido por los soldados, torturado y, finalmente, por perseverar en Cristo el Señor, arrojado al mar.
Aunque este martirio no ocurrió en Palestina sino en Alejandría, Eusebio de Cesarea lo narra en su libro dedicado a las persecuciones en Palestina, por ser Edesio hermano de Affiano, mártir de Palestina, y porque parte de los sufrimientos que rodearon a su martirio los enfrentó en Palestina, trabajando como esclavo en las minas, a las cuales fue condenado por su condición de cristiano. Edesio -nos cuenta Eusebio-, aunque por parte de padre era hermano carnal de Affiano, recibió una formación más elevada que éste, y de hecho había incursionado en la filosofía, posiblemente en alguna escuela estoica, de donde Eusebio deduce que por ese motivo se condujo a través de las torturas y el envío a las minas, «de manera verdaderamente filosófica», lo que seguramente quiere indicar que lo hizo con resignación y aceptación, como enseñaban los estoicos a arrostrar el sufrimiento.
Sin embargo, no consistió en esto el martirio, ni lo celebramos por ello, sino que más bien parece que en algún momento fue liberado de la prisión y los trabajos forzados; quizás la condena había sido por un tiempo limitado, como escarmiento, lamentablemente Eusebio no precisa este punto. Lo cierto es que nos dice Eusebio que algún tiempo después de aquellos episodios en Palestina, estaba Edesio en Alejandría de Egipto, y fue testigo de cómo el juez trataba a los cristianos, insultándolos, molestando a las vírgenes cristianas, y en general vejando el nombre de cristiano. Actuó entonces como su hermano, es decir, encaró abiertamente al juez para llenarlo de vergüenza por su injusto comportamiento, y recibió, como puede esperarse, la misma respuesta que suehermano, es decir, la tortura y la muerte, y fue, al igual que Affiano, arrojado al mar.
Puesto que todo esto ocurrió «un poco más tarde», aunque sin precisar cuánto, el Martirologio Romano ubica el martirio unos días después que el de su hermano, para simbolizar ese paso de tiempo. A su vez lo apuntamos nosotros hacia el 307, es decir, un año después que el de Affiano.
Ver Eusebio de Cesarea, Los mártires de Palestina 5,2-3, que aunque fue un libro independiente, nos llegó fragmentariamente, y se suele colocar como apéndice al libro VIII de la Historia Eclesiástica. lamentablemente, no todas las ediciones de esta obra lo incluyen. La edición BAC en castellano no lo trae, pero puede leerse en inglés en la biblioteca patrística de New Advent.