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En el país caribeño, entre 2023 y 2024, se produjo un «impresionante» aumento del 1.000% de los casos de violencia sexual contra los más pequeños. Los espeluznantes datos denunciados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
Giada Aquilino – Ciudad del Vaticano
Los cuerpos de los niños en Haití se han convertido en «campos de batalla». Es una imagen fuerte, cruda y dolorosa la que Unicef, con su portavoz James Elder, hace llegar a la opinión pública mundial para denunciar el «desconcertante» aumento del 1.000% de la violencia sexual contra los niños en el país caribeño, en el espacio de solo un año, de 2023 a 2024. El objetivo es mantener la atención sobre la atroz violencia de las bandas que asolan la parte occidental de la isla La Española y controlan ya el 85% de Puerto Príncipe. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, los grupos armados infligen horrores «inimaginables» a los niños, en un clima de inseguridad creciente y «asombrosa».
Las cifras de la ONU
Sólo el año pasado, el reclutamiento de niños en bandas criminales aumentó un 70%, hasta el punto de que en la actualidad hasta la mitad de los miembros de los grupos armados son menores de edad: algunos tienen sólo ocho años. Muchos son captados por la fuerza. Otros son manipulados o empujados a la pobreza extrema. «Es un ciclo mortal: los niños son reclutados por grupos que alimentan su propio sufrimiento», señala Unicef, que recuerda que 1,2 millones de niños haitianos viven bajo la amenaza constante de la violencia armada. Los servicios esenciales se han colapsado. Los hospitales, los pocos que aún funcionan, están saturados y carecen de equipos y medicinas. Los ataques, tiroteos y saqueos también devastan los patios de recreo, las escuelas -más de 1,5 millones de niños y profesores afectados por el cierre forzoso de instituciones- y los hogares, obligando a muchas familias a huir: más de 500.000 niños están desplazados. Se calcula que 3 millones necesitarán ayuda humanitaria urgente este año.
El progreso empieza por los niños
En un momento en que, según informa Unicef, los fondos de emergencia carecen de financiación suficiente, la ONU subraya la urgencia de renovar el compromiso. Ya se ha tratado a más de 80.000 niños, se ha ayudado a casi 30.000 familias con dinero en efectivo, se han creado 32 espacios seguros móviles y se ha movilizado a casi 400 trabajadores sanitarios. Pero no es suficiente: ante una emergencia galopante, los programas que responden a las necesidades de los niños, reitera Naciones Unidas, pueden romper los ciclos de violencia. Porque es a partir de los más pequeños que comienza el progreso de Haití.