Evangelio del día: Viernes de la 5ta semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Marcos 7,31-37.

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.
Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.
Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Efatá», que significa: «Abrete».
Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban
y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
 
Reflexión 
 

Odas de Salomón (texto cristiano hebraico de principio del siglo II)

«Su lengua se desató, y hablaba correctamente»

Él ha llenado mi boca con palabras de Verdad para que yo pueda comunicarlas: Como caudal de aguas fluye la Verdad de mi boca, y mis labios declaran Su fruto. Él ha hecho que su Conocimiento abunde en mí, porque la boca del Señor es la Palabra verdadera y la puerta que conduce a su Luz. El Altísimo ha estipulado sus palabras, las cuáles expresan su propia Belleza; repiten sus alabanzas y son informadoras de sus consejos; heraldos de sus pensamientos y correctoras de sus siervos. Porque lo sutil de la Palabra es inexpresable, y como lo que expresa es su rapidez y fuerza. Su rumbo no conoce límites. Nunca falla, pues es siempre certera, no se ve donde desciende ni hacia donde se dirige. Así es su labor y su propósito: es la luz y el amanecer de los pensamientos. Por ella los mundos hablan uno al otro; y en la Palabra estuvieron aquellos que fueron silenciados; De ella vienen el Amor y la Armonía que comunica a los suyos; a los que han sido traspasados por la Palabra; Y así ellos pudieron conocer a quién los creo, porque estuvieron en comunión y la boca del Altísimo les habló, y su explicación corría por su cuenta. Porque la morada de la Palabra es el hombre: y su Verdad es Amor. Benditos son los que por medio de ella han entendido todo, y han percibido al Señor en su Verdad. Aleluya.

  • Luciano Gonzalez

    Locutor- Productor- Editor

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