Conversaciones ayer entre Francisco y el presidente saliente de Estados Unidos sobre diversos temas de actualidad, empezando por los esfuerzos por la paz en vísperas de la Navidad. El mandatario estadounidense agradeció al Pontífice «su trabajo para promover los derechos humanos y proteger la libertad religiosa» y aceptó una invitación para visitar el Vaticano en enero.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
En vísperas de la conclusión de su mandato en enero, anoche tuvo lugar una llamada telefónica entre el Presidente saliente de los Estados Unidos, Joe Biden, y el Papa Francisco. Con el líder demócrata -con quien ha habido muchos contactos y encuentros en los últimos años- el Papa habló de «los esfuerzos para promover la paz en el mundo durante las fiestas navideñas». La noticia de la conversación procede de una nota de la Casa Blanca, en la que se indica que Biden «agradeció al Papa su continuo compromiso para aliviar el sufrimiento global, incluyendo su trabajo para promover los derechos humanos y proteger las libertades religiosas». El presidente. – señala además la nota – «también aceptó amablemente la invitación de Su Santidad el Papa Francisco para visitar el Vaticano el próximo mes». Así, la visita será la última antes de abandonar la Casa Blanca el próximo 20 de enero, cuando su sucesor Donald Trump jurará como nuevo presidente electo de Estados Unidos.
La preocupación del Papa por los presos condenados a muerte
Uno de los temas particularmente cercanos al corazón del Papa es el de los reclusos en Estados Unidos que se encuentran en el corredor de la muerte. Un tema siempre querido por Jorge Mario Bergoglio, que en 2018 modificó el número 2267 del Catecismo de la Iglesia católica para reiterar la inadmisibilidad de la pena de muerte, siempre y en cualquier caso, porque -explicó- la dignidad humana no disminuye ni siquiera cuando una persona comete un delito grave.
El deseo del Jubileo
En uno de sus vídeos mensuales de intención de oración en 2022, Francisco había reiterado su «no» a una medida que no ofrece justicia, sino que alimenta la venganza. Hace unos quince días, retomó el tema de cara al Jubileo, un tiempo de esperanza y misericordia en el que -como escribió en la bula Spes Non Confundit- espera que se puedan dar pasos concretos como la condonación de la deuda externa a los países pobres y la abolición en todos los países del mundo de la pena de muerte (hasta 2022 vigente en 53 países). Un acto «contrario a la fe cristiana» que «aniquila toda esperanza de perdón y renovación», escribió el Papa Francisco.
El llamamiento en el Ángelus del 8 de diciembre
En el Ángelus de la Inmaculada, el 8 de diciembre, se dirigió a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y conectados vía streaming, pidiéndoles que «recen por los presos que están en el corredor de la muerte en Estados Unidos…. Recemos -dijo- para que su pena sea conmutada, cambiada. Pensemos en estos hermanos y hermanas nuestros y pidamos al Señor la gracia de salvarlos de la muerte».
El apoyo de los obispos estadounidenses y de las asociaciones humanitarias
A las palabras del Papa siguió un llamamiento inmediato de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos a todos los católicos estadounidenses para que pidieran al Presidente saliente, Biden, que conmutara por cadena perpetua las penas de muerte de cuarenta personas actualmente condenadas a muerte en prisiones federales. Ya antes, la Catholic Mobilizing Network (Cmn), organización católica nacional que lucha por la abolición de la pena capital en Estados Unidos, había lanzado una campaña para conmutar las penas de cuarenta personas actualmente recluidas en prisiones federales. Según su directora ejecutiva, Krisanne Vaillancourt Murphy para el presidente Biden -que ya había impuesto una moratoria temporal de las ejecuciones federales en junio de 2021 (pausa que Trump ha prometido levantar)- esta es la única oportunidad de abrazar la doctrina católica y salvar la vida de estas personas. Y hacerlo en el primer mes del Jubileo, el último de su mandato.