Corría el 23 de enero de un 1965 histórico y valiente cuando postrado ante los pies de la virgen de la Altagracia Ramón Benito de la Rosa y Carpio selló su vocación como sacerdote.
Con una Eucaristía celebrada en la Catedral Metropolitana de Santiago de los Caballeros, sede que lo acogiera como arzobispo el 16 de julio de 2003 y acompañado por obispos de distintas diócesis, hoy De la Rosa y Carpio agradeció a Dios y a la virgen por su vocación al celebrar 60 años de aquel día, a la vez que instó a seguir orando por las mismas.
La celebración fue presidida por el nuncio de su santidad en el país monseñor Piergorgio Bertoldi y contó con la presencia de sacerdotes, religiosos, familiares y amigos que lo han acompañado en su vasto recorrido clerical.
En un emotivo discurso monseñor de La Rosa y Carpio recordó el día que recibió en sus manos la primera eucaristía luego de su ordenación y destacó la importancia de las vocaciones en el alma de la Iglesia, así mismo agradeció a Dios por permitirle acompañar el crecimiento del sacerdocio y la vida consagrada en la diócesis. De la Rosa resaltó el legado del seminario mayor creado por monseñor Roque Adames así como el papel fundamental de las mujeres que han entregado su vida al servicio de Dios.
En su haber Ramón Benito de la Rosa y Carpio posee una prolífica carrera literaria y es el fundador de la Casa San Bernardo, institución dedicada a la enseñanza de cursos técnicos en el área de la comunicación.